martes, 15 de septiembre de 2009

VOIE

Aunque te pienses libre de prejuicios y comodo en ti mismo -que seguramente lo estas- la Ley te observa. La gran *L* de la providencia, lo divino y difuso. No lograras jamas que la alegria probada con una mujer sea de la misma calidad que en el Camino de Los Hombres; porque en el Camino de los Hombres surgiran siempre el marmol y la piel para detener tus afanes y darte la gloria y la satisfaccion del obstaculo vencido. Agradece a los que te observan, te juzgan, marcan y condenan, porque es a ellos a quien debes tu placer verdadero. Pequeno sacrificio, gran recompensa; eqilibrio de la sangre y los organos. Que increible estigma portas contigo que te eleva por encima de los que se conforman con lo permitido.

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